¡Saludos y disculpas!
Antes de explicar nada quiero disculparme por no haber subido nada en más de una semana. He estado ocupada haciendo cosas con la niña y además he leído UN MONTÓN. Los problemas con Internet ya están solucionados y a partir de ahora volveré a la mínima-una-entrada-por-semana, de verdad.
Madre mía, ya es mi tercera semana aquí. Cómo pasa el tiempo...
Madre mía, ya es mi tercera semana aquí. Cómo pasa el tiempo...
Empezaré explicando cómo fue la excursión a Venecia del domingo 19. Salimos temprano por la mañana, antes de las 8, y después del viaje en coche y el último trayecto en tren, llegamos a la preciosa ciudad a eso de las 10. Quiero destacar que fuimos en el peor día del año en cuanto a calor se refiere, puesto que los 40 grados no son muy llevaderos en una ciudad de calles estrechas y canales por doquier, donde la humedad es protagonista. La muerte parecía una solución factible, aquel día.
Pero continuemos. Al llegar a Venecia, fuimos a la plaza del Ghetto, donde nos encontramos con un amigo de la familia que vive en la ciudad y nos la iba a enseñar. Era de Londres, así que hablé muy cómodamente con él en inglés –a quien le gustó mi acento y eso me hizo muy feliz. Le comentamos que lo principal de Venecia ya lo habíamos visto todos, así pues no era necesario hacer un súper tour con ese calor infernal, sino que preferíamos dar un paseo. Así que la ruta no fue muy turística, aunque me gustó porque recorrí calles que pude reconocer del viaje que hice años atrás. Además me entretuve haciendo fotos a cada recoveco.
Lo que sí quería una cosa, pasar por el Puente de Rialto. Y así fue. No sé por qué, pero tanto el puente como las calles que hay en ambos extremos me encantan.
Después continuamos caminando, no sin antes tomar algo en un bar y refrescarnos, hacia la Iglesia del Redentor. Esta iglesia se construyó cuando los venecianos dejaron atrás la peste que arrasó un tercio de la población en dos años (1575-1577), como agradecimiento a Dios. Es famosa porque el tercer domingo de Julio –cuando fuimos, se celebra la Festa del Redentore, con fuegos artificiales la noche anterior y una gran procesión ese día. Se sitúa en la isla de Giudecca, por lo que hay un puente que colocan solo ese fin de semana que atraviesa el canal para que tanto la propia procesión como los fieles puedan llegar fácilmente a la iglesia. Así que aprovechamos para verlo y caminar sobre el laaaargo puente, y comimos cerca de allí, en el puerto. Cuando regresábamos al puente, nos encontramos con una regata de góndolas que hacían por la fiesta que os he comentado, así que fue una bonita sorpresa.
Otro sitio que visitamos fue un pabellón, el de Guatemala, con motivo de la Biennale di Venezia, y nos encontramos con la exposición Sweet Death, que la categorizaría entre lo creativo y lo siniestro. Aunque espero que, si vuelvo, pueda visitar otros pabellones. No hicimos mucho más porque, con el calor, estábamos todos muy cansados, así que nos dirigimos de nuevo hacia la estación de tren para volver a casa.
Antes de llegar a nuestro destino, pasamos por la casa de una amiga de la familia para recoger a unos gatitos de dos meses que no puede quedarse ella, por lo que ahora tenemos más compañía en casa.
Desde ese día, pocas cosas han pasado dado que Giorgia y yo hemos estado en casa, porque con este calor poca cosa se puede hacer fuera. Eso ha hecho que tengamos mucha más confianza, nuestra relación no es únicamente cordial porque estoy en su casa dos meses, sino que es más bien de amistad, y estoy muy a gusto con ella. Yo tuve unos días de bajón, echando de menos mi casa, mi familia y mis amigos, pero tanto Giorgia como los padres me han hecho sentir una más de la familia estos días, por lo que estoy muy agradecida.
Cuando sí hemos salido ha sido el pasado sábado, que fuimos al cine a ver Spy (Espías en España), y pude reírme y entender casi todo, incluidas las bromas y frases hechas, por lo que estoy muy feliz. Y me sorprendió muchísimo descubrir que en Italia, antes de la película, hacen unos 20-30 minutos de anuncios y, en mitad del film, hacen un parón de 5 minutos para poder ir al lavabo.
¡Ah! Y ha pasado una cosa más. Unos amigos de la familia, que viven cerca de Florencia, vinieron a comer y cenar dos días y les caí muy bien. Decían que se me veía muy alegre y simpática, que siempre sonreía y que era tranquila. Supongo que es verdad y no sólo por decir, ya que hicieron prometer a la madre que me dejaría ir un fin de semana con ellos para enseñarme Lucca junto con Giorgia, si ella quiere. Son muy simpáticos y me reí mucho con ellos, así que yo encantada de ir.
Esta semana subiré la lista de cosas que llevé en la maleta que facturé y en el bolso de mano, además de alguna otra cosilla.