Ravenna, Emilia–Romagna

lunes, 24 de agosto de 2015

¡Me disculpo de nuevo!

Llevo más de dos semanas sin escribir nada, pero es que he estado ocupada, si no era una cosa, era otra. Problemas con internet, no encontraba el cargador del ordenador, viajes y visitas...
Y ahora tengo mil y una cosa por hacer, pero no termino nada.

Anoche compré el billete de avión, porque ya estamos a 24 de Agosto, lo que significa que se termina mi aventura. Me marcho este domingo por la noche... Me quedan tan sólo 6 días y me da muchísima pena. Claro que quiero volver, echo de menos muchísimas cosas de Barcelona, amigos y familiares, pero estoy my a gusto aquí con Giorgia y su familia. ¡Y no quiero que se termine el verano! Acabaré llorando el último día en Italia, ya veréis.

Pero bueno, lo que no puedo decir es que no haya aprovechado al máximo este último mes. Para empezar, después de mi última publicación en el blog –el pasado 5 de Agosto, fui esa misma semana a Rávena, una ciudad costera cerca de Bolonia, a 1 hora de Ferrara en tren. Es Patrimonio de la Humanidad y se la conoce como "la ciudad del mosaico", puesto que fue capital del Imperio Romano de Occidente y, posteriormente, centro del Imperio Bizantino, con lo que se ha enriquecido con, no sólo monumentos, sino muchos mosaicos que decoran diversas partes de la ciudad.

Fui a pasar el día con Beatriz, otra chica au pair española que acababa de llegar allí, y la verdad es que fue genial. Tenía miedo de todo porque, para empezar, era la primera vez que cogía un tren en Italia yo sola, y no quería acabar en la otra punta del país por saltarme mi parada. Pero al final, la aventura del tren fue bien, es bastante parecido a como funciona en España y al ser una distancia corta no tenía porque preocuparme tanto. Además estaba el hecho de que nosotras dos no nos conocíamos, más allá de algunas conversaciones por mail y WhatsApp, y podría ser un día de silencios incómodos. ¡Nada más lejos de la realidad! Desde el momento en que nos encontramos, yo empecé a hablar por miedo a que nadie dijese nada y ella también empezó a explicarme cosas, así que no hubo ningún problema. Ambas estuvimos hablando todo el día, mientras paseábamos, nos perdíamos, visitábamos los museos e iglesias, comíamos pizza al taglio y helado –la buena comida italiana... Con la broma nos recorrimos toda Ravenna a pie –así acabaron los míos, y a pesar del calor pudimos verlo todo. Bea vive cerca de Málaga, por lo que cuando vaya para allí a ver a la familia podemos volver a vernos, lo que por mi parte sería estupendo, porque me encantó pasar el día con ella.


Piazza del Popolo, centro de la ciudad. 
Bajo el altar de la iglesia de S. Francesco, al lado de la tumba de Dante Alighieri, hay unos mosaicos que decoran el fondo de un estanque –aunque los peces no hayan querido salir en la foto.
Mosaicos paleocristianos de la Basílica de San Vitale
A la vuelta, la familia me recogió en la estación y les expliqué como había ido el día. Pese a que estaba cansadísima, al llegar Giorgia y yo preparamos salsa al pesto para un regimiento, así que ahora ya sé prepararlo.

Al día siguiente, Giorgia y yo decidimos ir al centro de compras, puesto que le gustaron las cosas que me compré cuando fui yo sola, así que después de una mañana haciendo deberes, nos llevaron al piso que tienen en Ferrara, donde comimos e hicimos tiempo hasta que abrieran las tiendas (que cierran a las 12:30 pero a eso de las 15:30 ya abren de nuevo). Fuimos a todas las tiendas habidas y por haber –Mango, Espirit, las galerías Coin, Zara, Pimkie, Calzedonia, zapaterías varias... y, aunque yo no iba a comprar nada, al final acabé cayendo en un jersey y una chaqueta que me enamoraron. Creo que todo lo que no he comprado en Barcelona en 4 meses, lo estoy comprando aquí en uno. Pero fue una buena tarde, tanto que, mientras cenábamos, Giorgia le pidió a su madre si podíamos volver al piso al día siguiente para pasar tres días allí solas, como unas mini vacaciones –más días no porque ese viernes 14 venían mis padres.

Y así fue. Estuvimos hasta el jueves por la tarde nosotras solas, encargándonos de las comidas, de ir al supermercado... Pero yendo a ver tiendas, paseando por el centro, ir a por un helado después de cenar, viendo películas y explicándonos muchas, muchísimas cosas. De verdad, creo que Giorgia esos días se abrió aún más conmigo, explicándome cosas que seguramente le daba corte antes, y me hizo mucha ilusión. Porque de verdad que adoro a esta chica.

Esto es todo por ahora, porque la siguiente entrada la dedicaré a los cinco días que pasé con mis padres, a los que no veía desde hacía más de un mes. Y no sólo a la visita, si no a todas las ciudades que visitamos: Ferrara (esta vez viendo todos los edificios y sitios emblemáticos), Bolonia y, de nuevo, la bella Venecia. ¡Y tengo muchísimas fotos que subir!


¡Seguiré informando!

1 comentario:

  1. Hola Assum,
    A mi también me encantó conocerte y pasar el día contigo. Ya sabes cuando vayas por Málaga avísame y quedamos.
    Un beso

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